VER LA REALIDAD cuento corto
A mediados del año 2007 se llevó a cabo en Buenos Aires el Congreso Internacional de Oftalmología.
Concluídas estas jornadas de alarde tecnológico y pericia médica, un oftalmólogo argentino de Grand Bourg, Malvinas Argentinas, pudo construir un aparato que el periodismo llamó "de alta complejidad", (aún cuando parece que la sencillez es el lenguaje divino para crear el cosmos.)
El aparato ideado por nuestro oftalmólogo permitía ver la Realidad.
No tardó la noticia en llegar a la Casa de Gobierno. Y el Primer Mandatario emitió un Decreto de Necesidad y Urgencia que determinaba la compra de toda la producción del novedoso invento tecnológico. (Es que, de no agotar la producción, llegarían los ciudadanos a ver la Realidad.)
Dando muestras de agilidad incomparable, desde la Casa de Gobierno se encargó un nuevo Super Aparato a los artesanos que reptaban en los sótanos de la sede del Gobierno.
Este Super Aparato debería superar al del oftalmólogo, impidiendo que los ciudadanos pudiesen ver la Realidad.
Mientras en los lúgubres pasadizos se construía el Super Aparato, el Servicio de Inteligencia daba con el oftalmólogo inventor y ordenaba al Grupo de Tareas asesinarlo.
¡Pero nuestro hombre, como por arte de magia, apareció ante la Guardia de Granaderos e ingresó a la Casa de Gobierno!
Es que este eminente oftalmólogo inventor ya había desarrollado una Nueva Máquina Madre, por la que hizo ver a sus perseguidores que habían logrado asesinarlo, siendo que eso no sucedió en realidad.
El Presidente en persona quedó estupefacto al conocer la Nueva Máquina Madre y en el mismo momento, asegurándose de ser la única en plaza, la compró por una suma increíble de dinero en efectivo.
Bueno... bueno... "compró" es un decir. Creyó haber comprado, pero lo hizo bajo los efectos del nuevo prodigio tecnológico.
El oftalmólogo, dejó su Consultorio Oftalmológico de Grand Bourg y en unos días viajó al norte de Salta.
Allí, a 2700 m de altura, en Iruya, construyó su nueva casa lejos del mundanal ruido de Buenos Aires.
(Nadie supo allí que él era el Eminente Oftalmólogo Inventor.)
Desde su enclave puneño nuestro hombre mira ahora el mundo desde arriba. Mira la Realidad rodeado de gente buena que capta y disfruta los colores de las montañas con el más sofisticado aparato de mirar : el Ojo dado por el Gran Arquitecto del Universo.
Mientras tanto, muy lejos de Salta y a cuarenta kilómetros de Grand Bourg, desde un Balcón un Presidente enfoca a todos los ciudadanos que puede con los rayos del engendro creado en las entrañas lúgubres de la Casa de Gobierno.
"¡Y...! ¡No debemos permitir bajo ningún concepto que la Realidad escandalosa altere la vida ciudadana"!
______________________ Copyright®miguelpizzio_______Malvinas Argentinas------para Tomás Arriaga
Iruya está a 2780 m. sobre el nivel del mar, a una distancia de 340 km. de la capital salteña. Para el acceso a este lugar, se debe pasar por la provincia de Jujuy, recorriendo la ruta Nacional Nº 9, a 26 km. de la capital de Humahuaca está el cruce de rutas, donde se lee "Iruya 26 Km".
Siguiendo el camino indicado, se llega a la estación Iturbe (F.C.N.G.B.) provincia de Jujuy, distante a 8 km. del cruce mencionado.
Desde allí siempre por camino de tierra, se llega al paraje denominado "ABRA DEL CONDOR" a 4000 m. sobre el nivel del mar, límite de la provincia de Salta y Jujuy.
En el Abra del Cóndor comienza el descenso de 1220 m. En 19 km. (distancia del Abra a Iruya).
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A lo largo de estos 19 Km, el visitante se sumerge en la variedad más insólita de colores, que van del verde agreste al morado o violeta, pasando por el amarillo y el azul metálico. La montaña, en conjunto con las quebradas, ofrece a la vista, caprichosas y curiosas formas que se desdibujan en el lecho del río Colanzulí, a cuya vera corre el camino.
En las elevaciones que atraviesa el camino, y como formando parte del paisaje, están las manadas de llamas, ovejas y cabras.
Al llegar a Iruya, la primera impresión es de que se trata de un pueblo "colgado en la montaña", o más bien, de una isla, que está rodeado por los ríos Colazulí (Iruya) y Milmahuasi.
Aquí, los habitantes, vestimentas, costumbres y viviendas han mantenido su tradición a lo largo de 250 años. El poblado conserva sus calles angostas y empedradas, con casa de adobes, piedras y paja.
El camino para el tránsito automotor termina, solamente a lomo de mula es posible realizar un viaje al interior del departamento, donde se presenta el paisaje montañoso en toda su agresividad y magnitud. Siguiendo el lecho de los que surcan el interior, se aprecian quebradas de diferentes formas y colores. La piedra laja, en algunos tramos ha formando paredes de contención del río.
Además, rompiendo la impotencia del paisaje, están los pequeños espacios cultivables, con alfalfares y álamos.
A 40 km. Aproximadamente de la cabecera departamental en los faldeos de la montaña, debido al clima sub-tropical y a la proximidad de Orán, el paisaje tropical comienza a invadir la montaña.
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