Relatos de Grand Bourg - BORGES
   
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BORGES cuento  corto  que  incluye  soneto,  bibliografía  y  notas   para  contradecir  a  refutadores  dogmáticos

Hemos escuchado acerca de aquellos que convocan a los espíritus del más allá, y a esoteristas que excitando a seres intangibles de naturaleza incorpórea con golpes de bastón en el suelo, intentan hacerlos llegar hasta éste nuestro mundo. Ante tantos alardes de iniciados e iluminados, ha llegado el momento de ir al encuentro de los que queramos y no moverlos de su paz o desdicha eternas.

Aunque dice en Levítico: “No acudáis a los que evocan a los muertos ni a los adivinos, ni los consultéis, para no mancharos con su trato”. (1) Sin embargo nada nos impide ir hacia los que añoramos si hallamos un camino lícito y natural.

Y si alguna vez entré a los mundos inferiores buscando antípodas, (2) ahora iré al encuentro de Jorge Luis Borges. Borges en persona.

¿Que ha muerto? ¿quién es la Muerte? Mueren los mortales, permanecen los eternos.

Como llega su cumpleaños quiero entregarle a manera de regalo el poema que me ha hecho llegar un poeta amigo.

—"Merecen estos versos que te mando algún retoque y corrección, —dijo— es un soneto recién salido del horno".

He aquí los versos de Manuel Olveira:

BUCÓLICO  (3)

 

En este ocaso que al silencio llama

perplejo queda el ser y solo espera

la noche que se acerca y persevera

la nostalgia  que el alma le reclama.

 

El cielo es un torrente que se inflama

en el poniente y en la luz postrera

surgen sombras opacas y agoreras

que preceden la noche con su drama.

 

Canta el río rozando las totoras

con el paso infinito de las horas

la noche ya es un manto en la ribera.

 

Bucólica acuarela que amalgama

el alma y el paisaje en este drama

de la infinita noche de la espera.

 

                                                                                                                            

 

Cual Teseo en el laberinto, temeroso y a riesgo de morir, yo mismo emprendo ahora mi viaje al más allá para encontrar al Maestro Borges.

Sé que el soneto es premonitorio, pero hace meses que ayuno, medito y me abstengo de carne, para poder así viajar en el astral con ventura.

Golpearé las puertas del cielo y aún las del infierno.

Será una lucha cabal. No me moverá el mescalito ni los hongos de Castañeda, no tomaré la profana vía química. Seré yo mismo y mi voluntad incansable los que emprenderemos el camino.

Si muero, el amigo poeta sabrá qué hacer con mis huesos.

Si vuelvo, deberé recordar el pacto de Teseo triunfante: izaré las velas blancas. (4)

Una manera de ubicar a Borges en la vastedad es yendo por el camino de algunos iniciados. Pero comprenderán Uds. que ese es un camino que no me es lícito dar a conocer, me debo al silencio.

Como cualquier viajero prepara sus mapas, así yo investigué la gesta de los héroes inmortales en Campbell (5) y Zahener. (6) Parece que los Reyes Magos emplearon el Sistema del Triángulo para conocer el momento de aparición del Niño.

¿Será éste el camino que deberé tomar? Algunas dudas me preocupan.

Veamos... el triángulo equilátero simboliza ciento cuarenta y cuatro años, partiendo desde un vértice y caminando por sus lados.

Son tres lados iguales. Son tres veces cuarenta y ocho años.

Se me ocurre desmembrar el número 144 y sumar el 1 al 4 y al otro 4.   Obtengo como resultado un 9.

Esto me está apasionando, porque 9 es el número que indica un ciclo que ha fenecido, pues para iniciar otro ciclo, necesitaríamos dos números: el 1 y el 0.

Y es verdad que Borges ya no está en esta dimensión. Ha completado su ciclo.

Como Borges nació en 1899, si  llegara a reencarnar, deberíamos esperarlo hasta el año 2043. Pero...encontraríamos a un niño que no tendría recuerdos de la "Historia universal de la infamia" ni de “Ficciones”.

No habiendo alternativas, tomaré el camino del ascetismo. Mi viaje astral deberá comenzar a la medianoche de hoy o no llegaré al cumpleaños del Maestro.

(Me despido de Uds. ahora por si no volviese  a verlos).

He recurrido al sabio Athanasius Ålborg (7) y él me exhortó a confiar en mí mismo con fuerte voluntad.  Por ella te moverás en el más allá” —me dijo.

Así de fácil. Dijo que puedo saber si empecé ya el viaje, tratando de mantener mi cerebro ocupado en  razonamientos y silogismos, mirando mi propio cuerpo con el fin de reconocerlo. Seguramente allá, del otro lado, me toparé con lo incierto.

 

... Ahora estoy comenzando por respiraciones de ciclos acompasados y siento que la levedad me acerca más al placer que al temor. Puedo ver los colores más bellos acompañados de los acordes sublimes de otro mundo.

Será fácil ahora. El paso siguiente es sintonizar mi voluntad con la imagen de Borges y listo.

Pero el camino que veo por delante está lleno de peligros.

Aquí todos los infiernos están: el de Homero con su fatalidad, el de Virgilio, ¡el de Dante!

Todos con sus atrocidades y misterios. ¡Huelo el fétido aliento de Cancerbero y el mismo botero me reclama su moneda!

Recuerdo en mi desesperación lo que Borges decía: 

                       "Lento en mi sombra, la penumbra hueca

                  exploro con el báculo indeciso,

                  yo que me figuraba el Paraíso

                  bajo la especie de una biblioteca."   (8)

Estoy temblando...  Pero el Maestro me ha dado en sus líneas una pista certera en este infinito cielo: —biblioteca— ¡Ha dicho : "biblioteca"!

Aunque estoy seguro de que aquí no hay lugares, siento que veré al Maestro en un sitio: su biblioteca.

Aquí estoy en otro mundo. Y me voy convenciendo de que éste es el real, e ilusorio el que he dejado.

 

Siendo así, este texto no existe, pues yo no estoy en lo que he dejado.

 

Me preparé para este encuentro pero tengo terror, estoy temblando.

Mi corazón de carne allá en la tierra podría no resistir mi arriesgada gesta. ¿Podré volver? ¿Cuál es mi hilo de Ariadna? (9)

    "Confiar en mí mismo, ser puro, obrar con voluntad fuerte.”

 

¡No ha imaginado mortal alguno los acordes que me envuelven!

¡Allí está! ¡Es el Maestro!

¡Incapaces son las humanas palabras para describir lo que veo!

¡Aún él mismo me ve!  Está joven y radiante, de impecable traje azul.

Luce mandil y un collarín, signos de su Grado.

 

¿Tienes la máscara? —es su pregunta.

— Tengo la máscara, la capa y mi espada, Respetado Maestro.

¿Qué mundos has transitado?

— Previo ayuno y abstinencia partí de Malkuth para ascender hasta Tiphereth. Es sabido que los poetas se reúnen en la Belleza, que anida en Olam ha Beriyah, mansión de lo creativo. He llegado por el poder de mi voluntad, cabalgando mi pluma, blandiendo mi espada y con el propósito de traerte a ti un soneto del amigo y poeta Juan Manuel Hilario Olveira.

Aquí pongo en tu mano estos versos como testimonio de mi visita y temprano presente de cumpleaños.

Pero al partir sólo un requisito debo cumplir... ¿Recuerdas Maestro a aquél hombre de Coleridge que regresando del Paraíso se despertó con la flor que de allí trajo? (10)

Bien, la entrega de una flor a Manuel sería la prueba de esta visita.

Poco importará que algunos no crean que hasta aquí he llegado.  Pero todavía debo regresar...  y si no lo logro, tendrán razón para el escarnio.

Si yo entregara la flor  y  el  texto quedara escrito, serían esas las señales de que he vuelto triunfante.

— Detente, no partas aún. Escúchame bien: Al desandar tu camino deberás escribir sobre nuestro encuentro. No sólo llevarás a Olveira esta rosa por su soneto, también acercarás al poeta Ledri (11) de Gualeguaychú esta pluma que te doy. A los poetas de esa querida Ciudad lleva mi saludo.

      Y a ti te doy éste mi mandil. (12)

        ( El Maestro hizo su señal ancestral en silencio...

           y yo devolví la gestual contraseña ).

______________________________al regreso de la medianoche del 22 de agosto de 2007
                                                                          Copyright®2007miguelpizzio___Ginebra, Suiza

Bibliografía y notas

 

(1) Levítico, capítulo19, versículo 31.

 

(2)  “Antípodas”, en “Relatos de Grand Bourg”, Miguel Pizzio®2007, edición de autor, Bs. As, Argentina.

 

(3)  Juan Manuel Hilario Olveira®2009,Edición de autor, Bs. As., Argentina

 

(4)  Teseo, si fuese vencedor del Minotauro, promete a su padre Egeo que al regresar izaría velas blancas en su barco pero lo olvida. Y Egeo al ver las velas negras se arroja al mar y perece. Dio así nombre a ese mar.

 

(5)  Joseph Campbell, “El héroe de los mil rostros”

 

(6)  Zahener, “La doctrina de los magos”

 

(7)  Athanasius Aalborg, Superieur Inconnu, Maestro Iniciado

 

(8)  J.L.Borges, en "El Hacedor", "Poema de los dones", Grupo Editorial Planeta, Bs. As., 2001

 

(9)  Artimaña que permitió a Teseo volver luego de matar al Minotauro.

 

(10)  La flor de Coleridge (a la que se refiere Borges en su texto)

    ¿Y si durmieras?
     ¿y si en sueños, soñaras?
    ¿y si en el sueño fueras al cielo,
     y  allí cogieras una extraña y  hermosa flor,
     y  si,  al despertar...
     tuvieras esa flor en la mano?

                                                    Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

 

(11)  Guillermo Santos Ledri, poeta entrerriano contemporáneo autor de: “Suspiros de juventud”,  “De otros tiempos”, “Ecos del alma”, “Hablemos de amor”, “Desde mi corazón”

 

(12)  mandil: delantal que usan los miembros de algunas órdenes iniciáticas.               

        Malkuth: reino, el suelo que pisamos, lo profano.

        Tipheret: la belleza, el sol.

        Olam ha Beriyah: la esfera de la creación, de lo creativo.

      Asiyah: la esfera de lo material.

  

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