EL ESPEJO
El Hércules C130 aterrizado en la pista continental añoraba nuestro cielo en las Islas Malvinas. Diego, muchachito de Grand Bourg, apretaba contra su pecho el FAL nº18113.
Cuando la bestia aérea bajó su rampa para tragar a la tropa, Diego sintió un hueco en el estómago y sus ojos buscaron a Julieta entre la gente.
Ella acumulaba lágrimas en su alma desconsolada y abrió la cartera buscando un pañuelo. Corrió para abrazar al soldado, pero su espejito de mano que rodó por la pista fría... se partió en dos pedazos.
Cuando Julieta abrazó a Diego le entregó uno de los dos pedazos del espejo, y él lo puso en el bolsillo del blusón de combate.
Tronaron los motores y el C130 sólo fue un punto sostenido en el aire por las narices del cariño.
La batalla fue cruenta y feroz en el Monte Dos Hermanas. Al fin la muerte hizo su ronda en el pozo de ametralladora del soldado Oscar Poltronieri.
Diego, cuerpo a tierra en la fría turba, restaña sus heridas, y recordando el pedazo de espejo, lo saca del bolsillo y lo mira.
¡Allí está Julieta sonriente mirándolo con ternura!
En Grand Bourg ella mira la otra mitad del espejo... ¡y lo ve a él!
Regresando los valientes al continente, Diego se encontró con Julieta y le refierió el prodigio de su espejo.
¡Qué felicidad invade los corazones cuando las familias se juntan por el regreso!
"Tu espejo no es mágico, Diego —dice su padre— simplemente refleja lo que hay dentro del corazón de quien lo mira."
Soldado de la Patria Oscar Poltronieri.
Solo y durante horas detuvo el avance inglés.
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